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La naturaleza soñadora y la compasión de los Piscis
Asemejanza de los dos peces de su símbolo, Piscis naufraga entre su ansia de infinito y la prosaica lucha de la realidad para la que tan incapacitada está su naturaleza soñadora. Muy compasivo, siempre cuida a alguien, enfermo, a un anciano, a un niño, una flor o un animal perdido. Pero esta receptividad quizá esconde el afrontar su propio desvalimiento. De ahí las continuas quejas sobre su miseria, soledad e incomprensión... No obstante, sus próximos claman que su compasión solo va dirigida al desvalido de turno. E incluso lo acusan de infidelidad, deslealtad y falsedad. Pero la culpa no es de Piscis. Es que se empeñan en coherencias y aclaraciones. ¿Y cómo definir lo indefinible, exigir coherencia a la ilusión, aclarar los espejismos? Sin embargo, en un mundo en el que todos corren, maquinan, calculan, ¿cómo no agradecer su sonrisa sensual, su mirada soñadora, que se detenga a oler una flor, a sonreír a un niño o a acariciar a un animal desamparado?
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